Sunday, May 07, 2017

EL MANGOS EN:

LA FABULA DEL HOMBRE Y LA ARDILLA

Un hombre que después de dedicar gran parte de su vida trabajando para un gran corporativo, decide comprar una casa cerca del bosque para vivir su retiro rodeado de la naturaleza. Llegado el momento de instalarse en su nuevo hogar, el hombre comienza a desempacar y a acomodar las habitaciones de manera que todo quedara perfecto. 

Pasados unos días, el interior de la casa comenzó a tomar forma. Los muebles de la sala perfectamente acomodados de acuerdo al feng shui, la cocina con todo lo necesario, la habitación principal lo mejor posible para un buen descanso digno de un hombre retirado, la habitación de huéspedes, algo austera ya que no tenia pensado recibir visitas pero por si acaso debía tener un lugar en donde alojarlas. Por ultimo solo quedaba la bodega, un lugar en donde guardar todas esas cosas que uno termina por olvidar que le pertenecen y otras que ocasionalmente resultan útiles: herramientas, botes de pintura, fotos familiares, recuerdos de pesca, trofeos de golf y una enorme pila de revistas de todo tipo.

El hombre tenia una colección innecesaria de revistas de interés general, todas colocadas perfectamente en cajas que acomodo en grandes anaqueles de metal, pero algo terrible pasó, al poner la ultima caja sobre el viejo estante, una de las patas se dobló haciendo caer el mueble y las revistas encima del desafortunado hombre que por poco logra quedar aplastado por completo. Parte de su torso, su brazo izquierdo y su cabeza quedaron libres pero el resto de su cuerpo quedo atrapado bajo el pesado mueble, las cajas y las revistas. Para su desgracia la bodega estaba al fondo de la casa, en un lugar poco accesible y donde sus ahogados gritos de ayuda no podían ser escuchados, el peso que cargaba la mitad de su cuerpo impedía que el hombre gritara con fuerza, ademas la distancia entre su ubicación y el exterior era algo considerable y para rematar, la casa tenia gruesas paredes de madera y grandes bloques de concreto. 

Al paso de una noche, el hombre entendió que nadie lo escucharía, así que intento mover su cuerpo para tratar de liberarse, pasaron dos días de los cuales solo logro liberarse poco menos de dos centímetros pero dos días sin agua ni comida lo dejaban sin mucha fuerza para continuar. A la mañana siguiente, el hombre despertó y vio frente a él a una pequeña ardilla que lo miraba fijamente con sus ojos negros y penetrantes, desesperado, le pidió al animal que lo ayudara, que había pasado días bajo esa pesada carga y no podía liberarse. -pequeña amiga, no se si logras entenderme, pero de ser así, por favor consigue algo de comer para mi, necesito recuperar mis fuerzas para salir de esta pesada pila de escombros que me ha caído encima, sería increíble que me sacaras de aquí pero ese es un trabajo muy pesado para una pequeña ardilla-

La ardilla se quedo ahí un largo rato solo mirando al hombre hasta que este se desmayó por un instante, al despertar, encontró frente a su mano libre algunas semillas comestibles, nueces, flores y un par de insectos, no era mucho pero el hombre los devoró sin vacilar, al terminar levanto la mirada y ahí estaba la ardilla de nuevo mirándolo con sus profundos ojos negros. El hombre agradeció al animal con lagrimas en los ojos y con la poca fuerza que obtuvo de su alimento volvió a luchar contra la montaña que lo apresaba pero en todo un día intentando solo logro avanzar otro centímetro y medio, Estaba tan fatigado que se quedó dormido. Al día siguiente al abrir los ojos, lo primero que vio fue otro montón de semillas e insectos, esta vez un poco mas que el día anterior, el hombre devoró su desayuno y volvió a luchar con sus renovadas fuerzas mientras la ardilla lo observaba quieta desde su asiento. Así pasaron seis días; el hombre se desmayaba y al despertar encontraba la comida que la ardilla conseguía para él, la comía e intentaba liberarse una y otra vez sin lograr avanzar mas de ese centímetro y medio. 

Al séptimo día en la mañana, el hombre despertó y encontró su alimento, como siempre un poco mas que el día anterior, pero esta vez solo comió la mitad, levanto la cabeza hacia donde se encontraba su salvadora y le dijo -Estos últimos días no solo me has traído comida, me has hecho compañía y lo mejor de todo me diste esperanza, aunque debo decirte con mucha tristeza que ya es suficiente, mi cuerpo no resiste mas este peso, ni esta hambre, ni esta sed, gracias por todo amiga, disfruta de esta casa el tiempo que quieras, ahora te pertenece- Dicho esto, el hombre cerró los ojos para nunca mas volver a despertar y la ardilla con sus profundos ojos negros salio de la habitación para no regresar.

Pasaron los días y la ardilla no volvió jamas a la casa, regresó al bosque con sus hermanos animales donde cada noche reían a carcajadas, pues siempre le pedían que contara la historia del medio hombre, era una historia larga pero siempre terminaba con la misma frase -En verdad les digo, es muy divertido ver a un medio hombre comer basura y escucharle darte las gracias y lo mas divertido es hacerle creer que tiene esperanza cuando la guadaña de la muerte baja un centímetro y medio al día antes de arrancarle el alma del cuerpo- al decir esto, el bosque entero reía en la oscuridad de la noche.

Moraleja: las ardillas son unas pequeñas bastardas...


R.